Aerografía, un hobby artístico

Tener aficiones es algo saludable que ayuda a mantener y desarrollar la actividad mental y física. Existen muchas y variadas actividades que se pueden realizar constituyendo una parte ociosa de nuestro día a día. Adentrarse en las actividades artísticas invita a iniciarse en multitud de hobbies que se pueden ir desarrollando y perfeccionando con la práctica. Lo mejor de las aficiones es que puedes empezar con cualquiera de ellas en cualquier momento de la vida: desde la infancia hasta la edad adulta. Disciplinas deportivas como el futbol, el tenis o cualquier actividad relacionada, suelen ser las más practicadas. Sin embargo, existen multitud de temáticas que pueden convertirse en una excelente afición: desde la lectura hasta la cocina, pasando por todo tipo de arte, son los hobbies que más captan la atención.

Entrar en tiendas como Artespray, expertos en manualidades y todo material con ello relacionado, invita a sumergirse en un mundo creativo impresionante. Desde la pintura al óleo hasta la creación de diseños con resina exposi. Todo un mundo de posibilidades, en el cual, el talento creativo puede desarrollarse en cualquiera de sus vertientes. En esta ocasión, queremos introducirnos en una técnica pictórica, asociada al modelismo y, tal vez, al sexo masculino, pero que, cada vez, más mujeres abrazan: la aerografía. Esta técnica sencilla en su aplicación, pero repleta de posibilidades, permite pintar sobre prácticamente cualquier superficie, dando vida a cada obra que el artista, realice.

Si bien los pintores siempre se han válido de pinceles para crear sus obras, los artistas del siglo XX, encontraron en el aerógrafo un excelente aliado. Esta técnica pictórica, cuenta con una herramienta indispensable para su aplicación: el aerógrafo unido a su correspondiente compresor de aire, de ahí su nombre. La pintura se aplica en este caso mediante el rociado de la misma, gracias a ese compresor y el aerógrafo que contiene la pintura. La pulverización de la misma, sobre el lienzo o soporte, aporta a las obras una extrema delicadeza que, semeja a la impresión llevad a cabo en una imprenta. Al no tener que tocar el artista ni el soporte ni las pinturas, no se generan en el lienzo texturas superpuestas ni se aprecia la pincelada. El resultado es una imagen realista, con calidad fotográfica, siempre y cuando, haya talento, claro está.

Un poco de historia

La técnica del aerógrafo es relativamente reciente, aunque ya casi cuenta con un centenar de años a sus espaldas. Allá por los años treinta del siglo XX, artistas como George Petty o Alberto Vargas, se sirvieron de esta herramienta para crear sus Pin ups o Petty Girl (que vuelven a estar muy presentes en la sociedad actual) para la revista Esquire. El Pop Art y el cartelismo publicitario, encontraron en el aerógrafo un excelente aliado que permitía realizar unas obras artísticas con calidad insuperable sin que se percibieran pinceladas o el grano de la imagen fotográfica.

En la actualidad, la aerografía es la técnica por excelencia de la que se sirven manualidades como el modelismo, donde pintar las maquetas es el colofón del trabajo. También es muy utilizada para la pintura de coches, motos y todo tipo de objetos y superficies metálicas, decorativas y de diseño industrial.

Debemos su existencia a un pintor inglés que creo este aparato de forma rudimentaria, para poder pintar cualquier superficie con la ayuda del aire comprimido que pasa a través de la pistola, en este caso, el aerógrafo, es la pistola de aire más pequeña, con utilidades más delicadas que la pintura a gran escala.

Los modelos y diseños han ido evolucionando con el paso de los años, siendo cada vez más precisos y cómodos de usar. Entre ellos, podemos encontrar diferentes tipos.

Conocidos como aerógrafos de gravedad, los modelos que cuentan con un depósito, generalmente fijo sobre el cuerpo del aerógrafo, son aquellos en los que la pintura, cae hacia abajo debido a la gravedad en el cuerpo del propio aerógrafo. Su mayor ventaja es la manejabilidad que ofrece y su menor fragilidad. En contra, los depósitos pequeños obligan a tener que recargar el mismo muy a menudo.

Otro tipo de modelos, son los conocidos como aerógrafos de succión, cuyo deposito, se sitúa en la parte derecha o inferior y es aspirada por el aire bajo presión para entrar en el aerógrafo propiamente dicho. Su mayor ventaja, es que los depósitos son desmontables, pudiendo colocar uno con la capacidad adecuada. Son más fáciles de limpiar y puede girarse para pintar de la manera más cómoda.

Estos aerógrafos, tiene a su vez dos posibilidades en el mecanismo de su gatillo. Pudiendo ser simple, con una función única de salida de aire y pintura a la vez; o doble, en el cual, el gatillo posee dos movimientos: hacia abajo solo sale el aire, hacia abajo y hacia atrás, la mezcla de pintura y aire. Esto permite variar el grueso de la pulverización.

Como cada arte, requiere su técnica

Iniciarse en la pintura con aerógrafo indica que la persona en cuestión, persigue un acabado concreto: no dejar marca de pinceles, huellas o imperfecciones de cualquier tipo, sobre su creación. La pintura con aerógrafo, ofrece un resultado liso y es la elegida por los pintores y artistas que buscan acabados nítidos y realistas en sus creaciones.

Aparte de ofrecer ese efecto liso, permiten recubrir superficies con una finalidad artística e industrial en diferentes tipos de soporte como la madera, la tela, el metal, cualquier tipo de superficie plástica, etc. Lo más habitual, es que los artistas del aerógrafo, expresen su arte sobre coches, murales, uñas, maquetas, cuerpos e incluso, en el sector de la pastelería, donde el aerógrafo ofrece una utilidad extrema en la decoración de las impresionantes creaciones de los maestros pasteleros y chocolateros.

El porque de que esta técnica sea la de elección, se refuerza a su vez, por la rapidez que ofrece: cubre mayor superficie en menor cantidad de tiempo.

En cuanto a la pintura, para iniciarse, lo más habitual es empezar con pintura a base de agua, más fácil de limpiar, como la acuarela o el acrílico. Cuando se domina la técnica y a razón de los resultados que se pretenda lograr, se utilizan esmaltes o pinturas más profesionales que ofrecen otro tipo de acabados. En el campo del body painting, se utilizan pinturas especialmente diseñadas para utilizar sobre la piel.

Un buen uso del aerógrafo, requiere de una buena técnica. Entre ellas, destacamos la técnica de enmascaramiento, concebida para no dañar la pintura. Esta técnica, consiste en cubrir partes del boceto para que no se dañe al pintar otras partes. Es fácil que, en muchas ocasiones, la pintura pueda mezclarse con otra afectando al resultado final. De ahí que pintar con aerógrafo sea un pintado en capas o etapas.

Otra técnica es la de rotulación, para combinar efectos. Esta es la técnica utilizada para realizar calendarios, revistas, manuales, etc. y consiste en combinar diferentes efectos como el cromado, difuminado, degradado, etc.

Con la técnica de la madera, la aplicación de capas sobre la superficie, podrá convertirse en un acabado veteado que dará a cualquier superficie un aspecto de madera tratada. Empezando por una base amarilla como fondo, el marrón aplicado en capas dará un resultado excepcional sin que se noten pinceladas.

Para la reproducción de imágenes, hay que dominar las técnicas más básicas para poder replicar la imagen de referencia con mayor exactitud y realismo. Iniciarse en la técnica del aerógrafo, es tan exigente como interesante. Se trata sin duda de una técnica difícil de aplicar que va en función de la capacidad del artista y las condiciones del equipo con el que se trabaja, cuanto mejor sea el equipo y las pinturas, mejor será el resultado.

Perfeccionar la técnica, requiere de tiempo de preparación, práctica y entrenamiento. Por lo tanto, estamos ante una actividad que, como hobby, ofrece un interesante y ameno recorrido antes de alcanzar la excelencia.

Manejar el aerógrafo de forma adecuada para conseguir dar vida a las creaciones, conlleva una práctica continua sobre los trazos, las rectas, las curvas, los degradados y los fondos, por citar algunos aspectos de la técnica.

Una vez adquirida esa habilidad de apretar el gatillo con la presión adecuada, mover el aerógrafo de la forma conveniente y saber cuántas pulverizaciones hay que hacer para obtener el acabado que buscamos, podemos lanzarnos a realizar obras artísticas de mayor envergadura.

La aerografía no esta relegada al modelismo y la pintura de maquetas, para nada. Un aerógrafo ofrece innumerables posibilidades. Al igual que cualquier otro tipo de materiales y herramientas pictóricas, su aplicación se limita a lo que se limite la imaginación.

Semejante a la pintura de grafiti con spray, el aerógrafo, permite realizar murales a gran escala, ofreciendo unos excelentes resultados sobre cualquier superficie. Más versátil que los aerosoles puesto que pueden utilizarse prácticamente todas las pinturas existentes, proporcionan la posibilidad de crear infinitos acabados para conferir a cada obra, el aspecto más adecuado.

Como toda disciplina artística, la técnica del aerógrafo conlleva práctica. Como afición, resulta interesante debido a la evolución y desarrollo de la misma. Al principio, parecerá complicado, pero con la práctica, la pistola se convertirá en una prolongación de tu mano.

 

 

 

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