Las hemorroides son un problema muy común, pero a menudo poco hablado porque puede resultar incómodo o vergonzoso mencionarlo. Sin embargo, afectan a muchísimas personas en algún momento de su vida, y conocer bien qué son, por qué aparecen y cómo tratarlas puede mejorar mucho la calidad de vida.
En este artículo vamos a mencionar todo lo que necesitas saber sobre las hemorroides: desde qué son y cómo se forman, hasta los síntomas, factores de riesgo, opciones para aliviar el dolor y consejos para prevenirlas.
¡Vamos allá!
¿Qué son exactamente las hemorroides?
El Centro Quirúrgico Calero y Manzano las describen como “conglomerados vasculares que se encuentran ubicados en el interior del ano”, que son básicamente esas venas que se inflaman en el ano y el recto. Normalmente, esas venas cumplen una función importante ayudando a cerrar el ano y a evitar escapes, pero cuando se inflaman, la sangre se acumula y las venas se dilatan, causando molestias.
Las hay de dos tipos: internas y externas. Vamos a ver qué ocurre con cada una:
Las hemorroides internas están dentro del canal anal y no suelen doler, aunque pueden sangrar o sobresalir cuando están muy inflamadas. Por otro lado, las externas, al estar justo en la piel alrededor del ano, sí pueden doler, picar o inflamarse de forma más evidente, y a veces incluso forman pequeños coágulos que generan un dolor intenso, conocidos como hemorroides trombosadas.
¿Por qué salen las hemorroides? Causas y factores de riesgo.
Aumentar la presión en las venas del recto es lo que más contribuye a que aparezcan. Esta presión puede venir por hacer fuerza al defecar cuando tienes estreñimiento, algo muy habitual cuando la dieta no es rica en fibra o no bebes suficiente agua. También puede aparecer por diarreas frecuentes, que irritan y lastiman la zona.
Otra causa que suele causar hemorroides es pasar mucho tiempo sentado, ya sea en el trabajo o en el baño, ya que provoca que las venas se congestionen; por eso el sedentarismo es un factor importante. Entre otras causas, también destaca el embarazo al añadir otro nivel de presión, ya que el bebé empuja hacia abajo y las hormonas suavizan los tejidos, facilitando que las venas se hinchen (además, durante el parto la madre también hace mucho esfuerzo y este problema se puede agravar, por desgracia).
Asimismo, levantar objetos pesados sin técnica adecuada, el sobrepeso o el envejecimiento también hacen que el problema aparezca con más frecuencia. Además, algunos hábitos como fumar o beber mucho alcohol pueden empeorar la circulación.
¿Cómo se manifiestan? Estos son los síntomas más frecuentes.
Los síntomas pueden ser muy variados, y eso a veces hace que no se reconozcan fácilmente, sin embargo, hay una serie de síntomas que pueden ayudarnos a identificar un problema de hemorroides: uno de los signos más visibles es el sangrado al evacuar, que se nota porque la sangre es roja y suele quedar en el papel o en la taza del inodoro. Esto puede dar miedo, pero habitualmente está relacionado con hemorroides internas.
La sensación de picor o ardor en la zona también es muy habitual, especialmente cuando la piel se irrita por la secreción o la fricción. El dolor suele aparecer con hemorroides externas inflamadas o trombosadas y puede ser muy intenso, dificultando incluso sentarse cómodamente.
A veces, se notan pequeños bultos o protuberancias que salen del ano y pueden retraerse o quedarse fuera, lo cual evidentemente puede generar incomodidad y sensación de humedad o falta de higiene, aumentando la irritación y la angustia en la persona que lo padece.
¿Cómo se diagnostican las hemorroides?
Acudir al médico es el paso más importante cuando sospechas que tienes hemorroides. El especialista realizará una exploración visual de la zona y, si hace falta, una exploración digital para sentir el interior del canal anal.
En algunos casos se realiza una “anos copia”, una prueba sencilla en la que se introduce un pequeño tubo con luz para ver el interior; realizarla ayudará a distinguir las hemorroides de otras afecciones, como fisuras o incluso pólipos.
Sin duda, un diagnóstico correcto es lo más importante para poder realizar un tratamiento en condiciones y evitar complicaciones, así que, si encuentras señales, te recomendamos no esperar.
Tratamientos para aliviar y curar las hemorroides.
Lo más sencillo y útil suele ser empezar por cuidar la dieta y los hábitos. Introducir más fibra con frutas, verduras, legumbres y cereales integrales hace que las heces sean más blandas y fáciles de expulsar, lo que reduce la presión en las venas. De igual forma, beber agua en abundancia es también muy importante para conseguir que todo fluya con suavidad.
Se debe evitar siempre aguantar las ganas de ir al baño o pasar demasiado tiempo sentado en el inodoro, ya que esto ayudará a que la presión no aumente. Por otro lado, la higiene debe ser delicada, usando papel suave o toallitas húmedas sin perfumes ni alcoholes, para que la piel no se irrite más.
Cabe destacar que cuando las molestias son intensas, pueden utilizarse cremas específicas que alivian el dolor y la inflamación, pero es importante no abusar y siempre consultar al médico. Los supositorios también pueden ser una ayuda cuando hay inflamación interna.
Y si el problema no mejora o es muy molesto, existen procedimientos médicos como la ligadura con bandas elásticas que “estrangulan” la hemorroide para que desaparezca. Otras técnicas menos invasivas, como la escleroterapia o la coagulación con láser, cierran las venas inflamadas de manera rápida y eficaz.
Solo en los casos más severos, cuando las hemorroides son muy grandes o dolorosas, se recurre a la cirugía, aunque hoy en día es menos común porque estos tratamientos permiten una recuperación más rápida y menos dolorosa.
Consejos para prevenir las hemorroides y evitar que vuelvan.
- Mantener una rutina saludable es fundamental para que las hemorroides no vuelvan.
- La alimentación es la base, incluyendo fibra y líquidos suficientes para que las evacuaciones sean fáciles.
- Moverse cada día, aunque sea con paseos cortos, mejora la circulación y previene la congestión en las venas.
- Evitar permanecer largos períodos sentado o sin movimiento también ayuda mucho: si tu trabajo te exige estar sentado mucho tiempo, es recomendable levantarte cada hora para estirar las piernas y activar la circulación.
- Controlar el peso corporal es otro punto importante, porque el exceso de kilos añade presión en la zona pélvica.
- Finalmente, cuidar la técnica al levantar pesos o realizar esfuerzos también evitará sobrecargar las venas.
¿Cuándo debes acudir al médico?
Aunque muchas hemorroides se manejan bien en casa, hay señales que indican que es momento de pedir ayuda profesional: si el sangrado es abundante o no cede después de varios días, si sientes un dolor fuerte que no mejora, o si notas protuberancias que no desaparecen o aumentan de tamaño, es fundamental que te revisen.
También si tienes cambios en el hábito intestinal o pierdes peso sin causa aparente, no lo dudes: ve al médico. Estos síntomas pueden ser signos de otras enfermedades que requieren atención inmediata.
Mitos y realidades sobre las hemorroides.
El desconocimiento genera mitos que pueden asustar o confundir. Por ejemplo, muchas personas piensan que las hemorroides solo afectan a personas mayores, pero pueden aparecer a cualquier edad. El picor anal no siempre indica hemorroides, porque otras causas como infecciones o irritaciones también lo producen.
Aunque el sangrado en las heces puede ser signo de hemorroides, también puede ser síntoma de otros problemas, por eso siempre hay que consultar y no asumir que es solo hemorroides.
También es importante saber que las hemorroides no son una condena para toda la vida. Con cuidados y tratamientos adecuados, mejoran mucho e incluso desaparecen.
Impacto en la vida diaria y consejos para sobrellevarlo.
El malestar que causan puede afectar tu ánimo y hacer que te sientas cansado o frustrado; por eso es importante que te cuides y te mimes: usar ropa cómoda, preferiblemente de algodón y no ajustada, ayuda a que la piel respire.
Aplicar compresas frías puede aliviar la inflamación y el dolor, y evitar largas horas sentada reduce la presión en la zona. No te castigues ni te aísles por sentir vergüenza: compartir tu experiencia con alguien de confianza puede ser un gran alivio.
Recuerda que cuidar tu bienestar emocional es tan importante como el físico para superar estas molestias.
Recursos y ayuda profesional.
Afortunadamente hoy en día en nuestro sistema de salud pública tienes acceso a especialistas en coloproctología que pueden ofrecerte un diagnóstico preciso y el tratamiento más adecuado para tu caso. Asimismo, la sanidad privada también cuenta con centros que usan técnicas modernas, poco invasivas y que permiten recuperaciones rápidas.
De modo que, no dudes en pedir ayuda profesional, porque ellos saben cómo acompañarte para que el proceso sea lo más llevadero posible y puedas volver a sentirte bien pronto.
Recuerda: las hemorroides no tienen por qué ser un obstáculo en tu vida. Aunque pueda dar algo de vergüenza hablar de ellas, es importante recordar que son muy comunes y que existen muchas opciones para sentir alivio y mejorar.



