Cuando el hábito si hace al monje

Puede resultar arcaico en pleno siglo XXI, pero el protocolo, existe. Todavía podemos encontrarnos ante situaciones donde llevar una determinada vestimenta, no solo sea condicionante, se trata de algo obligatorio para todo el que en esa situación se encuentra. Existen diversos tipos de protocolo en diferentes campos, por lo que debemos saber que esta palabra tan solemne, solo quiere decir que existen una serie de normas a cumplir, en relación con el asunto en cuestión. De este modo, encontramos protocolos en cuestiones médicas, de prevención de riesgos, de actuación ante determinadas situaciones, de comportamiento, o como es el caso, de vestimenta.

Si pretendes acudir a una fiesta montada por nuestros amigos de Hot Despedidas, expertos en fiestas y eventos, lo más probable es que no necesites conocer ningún protocolo. Afortunadamente, en la gran mayoría de eventos, ya es posible vestir de la forma que cada uno guste, sin tener en cuenta las normas.

Para aquellos que no tengan muy claro este tema del protocolo de vestimenta, solo tienen que recordar esas tardes noches de discoteca en las que para poder entrar, debías llevar zapatos y un tipo de ropa acorde con la circunstancia. No se trata de algo descabellado ni con tintes dictadores. Tiene más que ver con la imagen propia de cada uno y el lugar en el que estas. Un ejemplo más comprensible es la ropa de deporte para acudir al gym. A nadie se le ocurre ir a al gimnasio en zapatos de vestir y con pantalón vaquero y camisa. Lo habitual es llevar ropa deportiva, cómoda y adaptada junto con un calzado, por igual cómodo.

Entonces no conviene hacer aspavientos cuando se habla de protocolo a la hora de vestir. Mejor saber cuáles son esas diferentes propuestas y utilizarlas a nuestra conveniencia si llega el caso, pues nunca se sabe, hoy estas en tu casa con tu pijama viejo y mañana, te invitan a una fiesta de la empresa con ciertas normas. Por ello, en este artículo vamos a tratar de hablar sobre esos diferentes protocolos y cuando son requeridos.

Antes de continuar, definamos este término para saber bien de lo que estamos hablando cuando nos referimos al protocolo de vestimenta o de vestir. Se denomina como tal, al conjunto de normas, tradiciones o reglas, socialmente aceptadas durante la historia, para establecer la forma en la que se debe vestir un sujeto en determinadas situaciones o eventos, sean sociales o profesionales, de carácter formal.

Esta serie de normas, se basan en el respecto y la cortesía que se profesan hacia los demás, junto con la necesidad de mostrar una imagen adecuada para la ocasión, pues la forma de vestir y el atuendo, deben ser acordes al nivel de formalidad y momento.

Diferentes momentos, diferentes vestimentas

A la hora de acudir a cualquier tipo de evento profesional, es importante saber cuales son las normas de etiqueta o protocolarias en el vestuario para saber como vestir. Por norma general, el dress code, ha de ir indicado en la invitación al propio acto. Estas invitaciones tan correctas, pueden infundir inseguridad e incluso confundir a los invitados. Se trata de un tema que, aun pareciendo superficial, no lo es. El protocolo de vestimenta para los eventos profesionales, es crucial para la imagen personal, crear impacto y proyectar lo que eres. En esos actos o eventos, los invitados coinciden con profesionales del sector, trabajadores de la empresa e incluso, clientes. La profesionalidad que se demuestre en este tipo de fiestas, se proyecta en lo primero que se ve: el atuendo.

Entonces, te llega una invitación en la que pone, vestir de etiqueta pero no sabes de que se trata esto de la etiqueta. Simplemente, es el código de etiqueta forma que hacer referencia al vestuario que es necesario lucir en determinados actos, fiestas o celebraciones, en los que en necesario llevar una indumentaria más formal a la habitual.

Por regla general, el protocolo de las mujeres, va determinado por la etiqueta de los hombres. Puesto que las mujeres no cuentan con un vestuario de etiqueta fijo como sucede en el caso de los hombres.

Esto quiere decir que las mujeres disponen de una cierta libertad a al hora de elegir su vestuario para acudir al evento en cuestión ya que, disponen de una amplia variedad de opciones. Deben regirse por el buen gusto y las pautas generales siguiendo los siguientes puntos:

  • El vestido largo y elegante es la prenda de etiqueta por excelencia dentro del vestuario femenino en ocasiones de gala y actos de noche. El zapato debe ser siempre de tacón alto y fino y el bolso, de mano.
  • El vestido tipo cóctel es mas elaborado. Su largo máximo es a la altura de la rodilla y se utiliza en eventos de tarde, acompañados con zapatos, en este caso de medio tacón y el bolso por igual, de mano. En los últimos años se ha incorporado la prenda entera de tipo mono.
  • Los vestidos cortos, no se miden tanto por el largo si no por el tejido, más sencillo y para eventos de día, pueden ser más coloridos y se acepta que las mujeres lleven sombrero o tocados para el pelo. Los zapatos deberían ser de tacón bajo.

En actos que se celebran de día, las mujeres pueden acudir con trajes de dos piezas, compuestos por chaqueta y falda o pantalón. En los actos en los que no existe etiqueta, pero son formales, las mujeres pueden optar por un traje corto o vestido de cóctel y los hombres por un traje.

Dentro de la etiqueta masculina, no ha existido mucha variación a lo largo del tiempo. Suele basarse siempre en líneas bastante clásicas y atemporales entre las que se incluyen:

  • El frac es el vestuario de máxima etiqueta para el sexo masculino. Se caracteriza por una chaqueta, generalmente negra, hasta la cintura y por detrás, dos faldones separados entre sí hasta la altura de las rodillas. Por tratarse de una vestimenta completa y exclusivamente de gala, solo se viste bajo exigencia explicita del propio acto y en eventos de noche.
  • El chaqué cuenta como rasgo más característico con el chaleco, normalmente gris o negro, bajo la chaqueta. Actualmente se lleva en otros colores, normalmente de tonos pastel, burdeos o azules. Utilizado para actos de mañana y tarde.
  • En cuanto al esmoquin, este traje se distingue por las solapas de la chaqueta, normalmente de seda o raso brillante, el fajín y la pajarita. Aunque para eventos de gala, lo mejor es vestir frac o chaqué, la rigidez se ha ido relajando y el esmoquin es una buena opción para actos celebrados por la tarde o la noche.
  • Para los eventos diurnos o en los que no se requiere etiqueta, el traje es el atuendo ideal. Este se compone por chaqueta y pantalón, camisa, con o sin corbata y posee una mayor variedad de colores.

Algunas claves para acertar con el vestuario

En ciertos estratos sociales o laborales, la vestimenta es la tarjeta de presentación. Si tienes que asistir a uno de los eventos que requieren de cierta formalidad aquí dejamos algunas claves que pueden facilitar la tarea de elegir la ropa más adecuada.

  • Es importante poner intención y atención a cada uno de los detalles. Cuidarse de como llevar colocadas las prendas, su buen estado y pulcritud.
  • El vestuario no debe ser forzado, debe tener estilo y personalidad propio. No se trata de disfrazarse para la ocasión para aparentar ser algo que no eres.
  • Marcar estilo propio es crucial.
  • Informarse del código de vestimenta adecuado a razón de la empresa organizadora o la tuya propia.
  • Pensar en lo que se pretende proyectar con la imagen y el vestuario.
  • Seleccionar el vestuario en función del acto, lugar, momento del día en el que se celebra, la implicación que conlleva y el estilo personal.
  • Rescatar del armario complementos o prensas que pueden ser útiles es tan acertado como alquilar o pedir prestado el vestuario si no vas a utilizarlo en más ocasiones.
  • Apostar por los colores que te favorecen y con los que te sientes agusto.

La forma de vestir, en la que llevamos las diferentes prendas y como nos movemos con ellas, define mucho lo que somos. Da igual el ámbito en el que nos movamos. Definir nuestro estilo propio y personal es algo que vamos haciendo a lo largo de nuestra vida. Solo hay que llevarlo a otro nivel y adaptarlo a las necesidades del momento. No hay que renunciar a ese sello de personalidad por tener que vestir de una determinada manera para un acto en particular.

Además, los tiempos han cambiado y aunque existen numerosos eventos en los que los códigos de vestimenta son obligatorios, la flexibilidad que se permite en la actualidad, permite conjugar los elementos de manera que nos podamos sentir cómodos en un vestuario que no es habitual. Lo mismo que cuando vas a la boda de un amigo o familiar, te vistes para la ocasión, acorde al evento, en otros aspectos y ámbitos de la vida que lo requieran, también. Solo hay que saber cuales son esas reglas.

 

 

 

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