El auge de la energía solar en España.

Central solar fotovoltaica en Ciudad Real.

El verano pasado vivimos varios días en los que el precio de la electricidad se redujo considerablemente. La razón de ello es que el origen de la electricidad que consumimos en ese periodo provenía de las energías renovables; en concreto, de la energía solar. La energía solar en España es relativamente nueva, se introdujo en 1984, desde entonces ha vivido periodos zigzagueantes, pero en los últimos años parece haber experimentado un importante espaldarazo.

Así nos lo cuentan los responsables de Pasero, una empresa metalúrgica de Coslada (Madrid) especializada en fabricar e instalar estructuras metálicas en instalaciones eléctricas. Según ellos, el trabajo en las subestaciones eléctricas ha aumentado debido a la ampliación e instalación de nuevos parques solares.

Aunque se ha puesto de moda la instalación de paneles solares en los techos de los hogares, el autoconsumo no es la fuente principal de energía solar. En nuestro país hay 50 centrales solares. 12 en Badajoz, 11 en Sevilla, 7 en Ciudad Real, 6 Córdoba, 5 en Cáceres, 3 en Granada, 2 en Cádiz, 2 en Murcia, 1 en Alicante y 1 en Lérida. Entre todas ellas tienen una potencia instalada de 2.300 M.W.

La producción eléctrica de energía solar en España se ha triplicado en los últimos 3 años.

España, una potencia en energía solar en Europa.

La revista digital Energías Renovables dio la noticia en octubre del 2023 de que España se puso a la cabeza en la producción de energía solar de toda Europa. El 19,8% de la energía producida en nuestro país era energía solar, frente al 18,9% de Alemania y el 17,4% de Grecia. Durante el mes de septiembre del 2023, las centrales solares produjeron el 42,1% de la electricidad generada en España, un total de 8.887 Giga Vatios Hora.

Ahora bien, no hay que caer en la confusión. Aunque esta sea una buena noticia, se trata de datos relativos, no absolutos. Obedece a un porcentaje sobre el total de la energía y se refiere a la energía producida, no a la consumida. España solo generamos un 30% de la energía que consumimos. Por último, los datos se refieren a un mes concreto, septiembre, no a una característica continuada en el tiempo.

Para comprender el peso real que tiene la energía solar hay que recurrir a los datos absolutos. En el 2021, Alemania tenía 68,5 Giga Vatios de potencia solar fotovoltaica instalada acumulada, frente a los 26,4 Giga Vatios de España.

Todavía hay gente que se pregunta por qué Alemania, que tiene menos horas de sol que España, produce más del doble de la energía solar. La respuesta es sencilla. En Alemania hay una voluntad política por alcanzar la independencia energética. Más todavía, en estos momentos, cuando su dependencia respecto al gas ruso amenaza con endeudarla. Sobre todo después del encarecimiento de precios que ha generado la guerra de Ucrania y los bloqueos de la Unión Europea a Rusia.

La falta de voluntad política en España, no está tanto en los gobiernos de turno como de las grandes compañías eléctricas. Que tradicionalmente han encontrado una fuente de ingresos en la importación de electricidad y su posterior venta a las empresas y a los hogares. Una forma de obtener beneficios sin hacer mucha inversión.

Por suerte, en los últimos años se ha diversificado el Mix Eléctrico. Es decir, el número de fuentes de las que se obtiene la electricidad. Poniendo un peso importante en las energías renovables. Sobre todo en la eólica y la solar

Además del beneficio que para el planeta supone la apuesta de las energías renovables, su desarrollo no se puede limitar a reducir el uso de combustibles fósiles o diversificar las fuentes energéticas. El problema principal es otro.

La dependencia energética.

La web de datos Statista señala que España se ha caracterizado históricamente por su escasez de recursos energéticos, principalmente de combustibles fósiles. Esto le ha llevado a un creciente endeudamiento exterior.

Según datos publicados en esta web, España importa del extranjero el 69.1% de la energía primaria que consume. De esta energía primaria, el 67% son combustibles fósiles. Se puede pensar que la importación de gas y petróleo sirve al transporte y a la industria; sin embargo, también se utiliza en la producción de energía eléctrica.

En los años 60, con el desarrollismo industrial franquista, nuestro país necesita más electricidad de la que se genera con las centrales hidroeléctricas. Una fuente de energía que dependía de las condiciones climatológicas. Para ello, el gobierno impulsó una red de centrales térmicas que les permitía producir más energía eléctrica y hacerlo de una forma continuada.

Se ponen en marcha toda una serie de centrales eléctricas que empiezan funcionando con carbón, cerca de las cuencas mineras. En 1949, Franco viaja a Ponferrada (León) para inaugurar la central térmica Compostilla I, la primera de ellas, que se nutría del carbón de las minas del Alto Bierzo. Posteriormente, se abrieron en la misma provincia las centrales de la Robla, La Escondidita y Compostilla II. Así como otras centrales en otras zonas mineras como Gijón y Puertollano (Ciudad Real).

En los años 80 se pone en primer plano los efectos contaminantes de la quema de carbón para producir electricidad, así como el agotamiento progresivo de los recursos mineros. Estas centrales no cierran, sino que utilizan gas natural, en lugar de carbón, para continuar produciendo electricidad. Curiosamente, el principal suministrador de gas de nuestro país es Estados Unidos, por encima de Argelia y Nigeria, países más próximos y donde el gas nos sale más barato.

Otra práctica que se desarrolla en España a partir de los años 80 es la importación de electricidad de Francia. Cables de alta tensión atraviesan los Pirineos para introducir electricidad por Lleida y Huesca El país vecino produce electricidad fundamentalmente por medio de centrales nucleares.

En la última década, España parece haber abierto los ojos en cuanto a la producción de electricidad partiendo de sus propios recursos naturales. En este sentido se está potenciando la energía eólica y solar.

Esta última tiene muchas posibilidades de prosperar. Nuestro país recibe alrededor de 2500 horas de sol al año. Somos uno de los países más soleados de Europa. Por otro lado, tenemos espacio para colocar grandes parques solares. Según la Fundación Artesiman, el 90% de la superficie rural de nuestro país son tierras no cultivadas, destinadas actividades como cotos de caza. Esto supone casi 44 millones de hectáreas. La mayor parte de los cotos de caza se concentran en Castilla-León, Castilla-La Mancha y Andalucía. Un coto de caza como el de La Finca de Alarcones, en Andújar (Jaén) tiene una superficie de 8.900 hectáreas. Se podría disponer de una pequeña parte de estas tierras para ponerlas al servicio de un interés general como es la producción de electricidad.

China, un ejemplo a seguir.

China se ha puesto a la cabeza del mundo en la producción de energía solar. En la actualidad tiene más del doble de potencia eléctrica solar fotovoltaica instalada que toda Europa. Por otro lado, es líder mundial en la fabricación de paneles solares. Con toda probabilidad, los paneles solares que vemos encima de los tejados de algunas casas estén fabricados en el país asiático.

Se trata de un plan estratégico que no se queda en lo que tiene en la actualidad, sino que va más allá. Según datos de la Agencia Británica Carbon Brief, «China está lista para agregar 570 GW de energía eólica y solar en el período del plan quinquenal 14 (2021-25), más del doble de su capacidad instalada en solo cinco años». Para el 2025, estaría en condiciones de producir 1.100 Giga Vatios de energías renovables.

La República China partía de una situación de desventaja. Tenía una fuerte dependencia respecto al carbón para generar electricidad. Hasta hace unos años, casi el 50% de la electricidad que producía provenía de centrales térmicas de carbón. Esto lo colocaba en uno de los países más contaminantes del planeta.

En la última década, ha decidido transformar la situación, reduciendo el empleo de combustibles fósiles, al tiempo que preserva su independencia energética. Para ello ha llevado adelante un plan de subvenciones para el uso de paneles solares. Para el 2025, el gobierno chino espera que el 50% de los edificios públicos, el 40% de las escuelas y el 30% de las fábricas tengan instalados paneles solares en sus tejados.

Pero el elemento principal de su política energética es la construcción de grandes centrales solares con financiación pública. China tiene 3 centrales solares en la lista de las 10 más grandes del mundo. Como el Parque Solar del Desierto de Tengger. Que con una extensión de 1.200 kilómetros cuadrados y una potencia de 1547 M.W. es la planta solar más grade del mundo, conectada hasta la fecha.

Otras macro centrales fotovoltaicas son la de Datong que de momento genera 1000 M.W., pero está diseñada para alcanzar los 3000, y la de Longyangxia Solar Park, con una extensión de 10 kilómetro cuadrados y una producción de 483 G.W./Hora.

El auge de la energía solar en nuestro país marca un punto de inflexión hacia otra política energética más beneficiosa para el planeta, el país y los ciudadanos.

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