Llega un momento en la vida en el que empezamos a asumir que no nos podemos valer por nosotros ni nosotras mismas. Es algo perfectamente natural porque, como sabéis, el cuerpo humano tiene sus límites y se va desgastando de manera inexorable con el tiempo. Pero no os vamos a negar que este es un asunto que cuesta asumir. Una persona que se haya valido por sí misma a lo largo de toda su vida tiende a rebelarse ante una situación como esta, una situación en la que ve que va perdiendo movilidad y en la que se hace más claro cada día que no se pueden asumir la mayoría de las actividades que se hacían en su día. Es duro, pero es la realidad.
Como es lógico, esto sucede entre las personas más mayores, los ancianos y las ancianas. La alternativa que solemos emplear para ello es solicitar una plaza en una residencia, sobre todo si el resto de la familia no se puede hacer cargo de esas personas mayores como consecuencia de su trabajo. En los párrafos que siguen, nos vamos a dedicar a establecer cuáles son las cosas que debe tener una residencia para que pueda convertirse en un hogar para las personas ancianas, pero lo vamos a ver desde el punto de vista de las mujeres. Vamos a ver los tips que consideran relevantes desde la residencia Castilla, la cual hemos elegido puesto que engloba muchas cuestiones diferentes entre sí y muy interesantes para asegurar la calidad de vida de sus internas.
Antes de nada, os explicaremos por qué hemos escogido esta perspectiva de género. De acuerdo con la noticia que compartimos a continuación y que fue publicada en la página web del diario El Español, el 70% de las personas mayores que viven solas son mujeres. Y, por tanto, son ellas el principal público objetivo de las residencias. En el caso de la noticia que acabamos de comentar, se pone el ejemplo de Carmen, que bien podría ser el mismo que el de alguna persona mayor que conozcáis. El caso es que este tipo de personas necesitan ayuda para que los últimos años de su vida puedan ser disfrutados al máximo, algo que se han ganado a pulso después de una vida que no les ha sido fácil y en la que han tenido que pasar por situaciones muy complicadas.
Estas son las cosas que ha de tener, por tanto, una residencia para que las mujeres que en ella viven encuentren la felicidad y la seguridad que se merecen:
Asistencia médica y de enfermería
Es un asunto primordial y que no puede faltar en un lugar como del que estamos hablando. Debemos tener en cuenta que, en una residencia de ancianos y ancianas, son muchas las personas que arrastrarán problemas de salud para cuya solución debemos estar preparados. Todos los días va a ser necesario que las personas encargadas de este punto se empleen a fondo no ya con una persona, sino con muchas. Nadie debe dejar algo al azar en este sentido porque lo lógico es que las personas mayores vayan teniendo cada vez más problemas de salud a medida que van cumpliendo años.
El propósito que manejemos tiene que ser también el de eliminar en la medida de lo posible los dolores. Hay enfermedades (como podría ser el caso de la artritis o la artrosis) que no van a poder solucionarse y cuya asistencia tiene que limitarse a hacer que la persona que la sufre tenga la menor cantidad de dolor posible. Para garantizar el mejor cuidado médico y de asistencia sanitaria, se debe estar preparado para evitar que estas personas tengan que pasar por el mal trago de sufrir dolores que son tan intensos y que hacen de su vida algo desgraciado, para qué vamos a negarlo.
Ayuda para la rehabilitación
Una de las máximas necesidades que tienen las personas mayores es realizar ejercicios para fomentar la rehabilitación. Seguro que, cuando se encontráis con una persona que se encuentra jubilada, esta es una de las primeras palabras que salen en vuestra conversación cuando le preguntáis por su estado de salud. Es fundamental que se realice esta rehabilitación porque es lo que puede ayudar a disponer de una cierta calidad de vida durante la recta final de nuestra existencia. Por eso es clave que las residencias cuenten con ella y que sea un trabajo diario, del que nadie se olvide y que se perfeccione día a día.
Como es lógico, tanto para este tema como para el que destacábamos en primer lugar, el de la asistencia médica y de enfermería, es necesario que se cuente con personal especializado en estas lides. Va a ser un elemento fundamental para que la residencia disponga de cierta calidad y que pueda garantizar un bienestar a todas las personas que decidan escogerla. Y, si no existe ese personal, cualquiera de las otras cosas de las que vayamos a hablar a continuación no servirá de nada porque la garantía de la salud es lo que merece ser priorizado en este tipo de casos.
Higiene y nutrición
Son otros dos aspectos que merece la pena destacar porque van a jugar una especial importancia en lo que tiene que ver con el bienestar de las personas que viven en la residencia y con la imagen de la misma. En cuanto a la higiene, estamos hablando de un asunto que se ha potenciado especialmente desde la pandemia. Como sabéis, el coronavirus hizo que todos y todas fuéramos más dependientes de los productos de higiene. Y eso se ha mantenido hasta nuestros días, por suerte, porque no solo es el coronavirus lo que podemos contraer en caso de no cuidar de un valor como este. Por cierto, y para terminar con el tema de la higiene: las mujeres siguen estando más concienciadas con este tema que los hombres.
En lo que respecta a la nutrición, ya sabéis lo que os vamos a decir: una residencia tiene que proveer de los mejores alimentos a las personas que viven en ella porque la alimentación es fundamental en todos los momentos de la vida, pero especialmente lo es en aquellos en los que nos encontramos en una situación de vulnerabilidad (sobre todo durante la etapa de crecimiento y la vejez). Juega un importante papel a la hora de evitar enfermedades que luego puedan suponer un extra de trabajo para los servicios médicos y de enfermería con los que cuente la residencia.
Terapia ocupacional y actividades complementarias
Esto no tiene nada que ver con lo anterior, pero requiere de una atención muy importante por parte de todas las personas que se encuentran trabajando en una residencia y que velan por el bienestar de los ancianos y ancianas que viven en ella. Debemos tener en consideración un dato que os vamos a proporcionar a continuación: 1 de cada 4 personas mayores de 65 años en España sufre depresión. Es un dato fiable que destacó el portal web de Redacción Médica. Hay que tener en cuenta también que hablamos de personas que pueden haber perdido ya a su cónyuge y para que la vida, muchas veces, ha dejado de tener sentido.
Como es lógico, para disfrutar de una cierta calidad de vida no solo es necesario estar pensando en la salud de las personas. También hay que poner el foco en el entretenimiento, en la manera en la que podemos hacer que esas personas mayores puedan disponer de momentos de ocio y diversión. Esta es una de las vías a través de las cuales podemos conseguir que estas personas consideren que su vida sigue teniendo sentido, que sigue habiendo motivos para sonreír y que se puede disfrutar muchísimo a pesar de lo avanzado de su edad. Realizar juegos entre aquellas personas que habitan la residencia es fundamental porque, además de todo lo que os acabamos de comentar, jugará un papel determinante a la hora de que mantengamos la mente activa.
Tomarse en serio todas estas cuestiones es fundamental para que una residencia tenga éxito. Hay que tener respeto por todas aquellas personas mayores que han pasado décadas completas de su vida trabajando para tener cierta calidad de vida y para que las personas de su familia también la tuvieran. Merecen que se les trate como si fueran héroes y heroínas. En este último caso, el de las mujeres, hay que recalcarlo porque son las que han liderado las tareas de educación de los hijos e hijas y las del hogar sin haber recibido nada de dinero a cambio. Y merecen que, ahora que están en la etapa final de su vida, se les presenten todos los respetos en lo que atañe a sus cuidados.
Por suerte, hay residencias en España en las que son posibles todas y cada una de las cosas de las que hemos hablado a lo largo de todos estos párrafos. Esperamos que así siga siendo de cara a los años que están por venir. Es lo mínimo que les debemos a nuestros mayores.