Materiales y técnicas para el relleno de los paquetes.

En España, cada año, se envían una media de un millón de paquetes. Sin duda, internet ha influido en ello. Esto ha hecho que se perfeccionen las técnicas para rellenar el interior de las cajas con el objeto de que los productos lleguen en perfecto estado a sus destinatarios.

El crecimiento que ha experimentado la paquetería nos ha tocado de lleno a los consumidores. Con frecuencia, el ciudadano de a pie no solo recibe paquetes en su domicilio, sino que se ve obligado a efectuar envíos. Bien porque sea por una devolución o porque vendemos por correo un artículo de segunda mano.

Internet y las aplicaciones digitales han globalizado la compraventa. Han convertido el mundo en un inmenso bazar. Las mercancías, en formato individual, recorren millones de kilómetros desde que salen de la fábrica hasta que llegan a las manos del consumidor. Un producto fabricado en China puede llegar en un par de semanas a un domicilio de Alicante. Esto también sucede con las ventas de particulares. Aplicaciones como Vinted dan la posibilidad de vender una prenda de ropa que no usamos o un artículo de  hogar de España en Francia o Bélgica.

Para los envíos, tanto los comerciales como los domésticos, la importancia del relleno de los paquetes es clave. Si la mercancía es relativamente frágil, como puede ser un dispositivo electrónico, debemos asegurarnos de que no se mueve en el interior del paquete. Así no llegará dañado a su destino. Si enviamos un producto que se puede mojar o ensuciar, como es una prenda de ropa, debemos embalarla de forma que quede protegida de grasas y líquidos.

Los especialistas de BV Pack, una empresa valenciana que comercializa maquinaria y materiales para el embalaje, cuentan que los sistemas de relleno del interior de los paquetes han evolucionado una barbaridad. La última novedad es el relleno con aire a presión.

Este sistema consiste en colocar unas bolsas de plástico en la base y en la parte superior del paquete, que se inflan con una máquina especial, envolviendo y acolchando el producto, de manera que queda inmóvil y protegido en el interior de la caja.

Es como un globo hinchado artificialmente que el propio dispositivo deja sellado. Al ajustarse manualmente, se cubre toda la superficie interior del envoltorio, menos el espacio que ocupa el producto.

Este es solo un ejemplo de los sistemas de relleno que se usan actualmente en la paquetería. Veamos los más empleados:

Plástico de burbujas.

Correos recomienda en su página web que para embalar correctamente un paquete, debemos amortiguar el interior con algún material de relleno, como pueden ser páginas de periódico usadas. De esta forma, protegemos el artículo durante el viaje e impedimos que se mueva en el interior de la caja.

Esta es la solución casera. Sin embargo, la que tradicionalmente se ha utilizado en la industria son las sábanas de plástico con burbujas. Seguro que nos acordamos de ellas. Cuando éramos pequeños nos encantaba explotar esas burbujas. Lo hacíamos presionando con los dedos o clavando las uñas. Ahora, por mucho que haya pasado el tiempo, a nuestros hijos pequeños les sigue llamando la atención. Yo creo que es adictivo.

Este sistema es tan efectivo que se ha utilizado para embalar vajilla y cristalería. Artículos que son sensibles a los golpes.

Espuma de poliuretano.

Esto es lo que llamamos corcho blanco, pero que en realidad no es corcho, sino que está compuesto por polietileno o poliuretano, un plástico derivado del petróleo. Un material ligero que no pesa nada debido a que en su proceso de elaboración se le ha insuflado gas.

El blog Lets Pack nos cuenta que está formado por millones de mini-burbujas selladas entre sí, que presentan una gran resistencia al agua y a los golpes. Sus estructuras amortiguan los impactos, evitando que afecte al producto embalado.

Tiene propiedades antimicrobianas, que evitan la aparición de moho en el interior de los paquetes. Es resistente a la humedad y los productos derivados del petróleo. Por lo que son un embalaje indicado para la protección de artículos frágiles.

Se presenta en diferentes versiones. Desde planchas que se pueden cortar a la medida de la caja, perfiles diseñados con la forma del artículo, para evitar que se mueva en el interior o burbujas sueltas que cubren el interior del paquete como si fueran virutas.

La espuma de poliuretano es un material versátil que se adapta a cualquier producto, con independencia de su peso y volumen. No supone ningún sobrepeso para el paquete y es un estupendo aislante térmico y sonoro. Por lo que también protege a la carga de las condiciones físicas en las que se transporta. En caso de que se produzca un fuego, no lo propaga, ya que tiende a pagarse por sí solo y es un aislante frente a electricidad estática.

Chips de relleno.

Conocidas en algunas partes del mundo como “Papasi”, son pequeñas partículas que se introducen en las cajas para acolchar y proteger la mercancía. Las hay de distintas densidades, volúmenes y materiales. Uno de los más utilizados es el E.P.S. (Polietileno Expandido) y el almidón de maíz. Algunas tienen una textura esponjosa. Como si fueran cápsulas de algodón.

Tienen propiedades similares a las de la espuma de poliuretano. Es un material ligero, amortigua los golpes, es un aislante térmico y se adapta a los espacios vacíos. Su principal ventaja es que es un material económico.

Los fabricantes lo venden a granel y lo transportan en cajas o saquitos de plástico, que posteriormente las industrias o distribuidores vierten en el interior de los paquetes durante el proceso de embalaje.

En el mismo sentido se utilizan otros materiales como virutas de papel o pellets de madera.

Embolsado de aire.

Este es el sistema novedoso que hemos comentado al principio del artículo. Existen dudas respecto a si es un método sostenible y respetuoso con el planeta. Ya que se utilizan bolsas de plástico para embolsar el aire.

Podemos decir que excepto algunos chips de relleno biodegradables, como los fabricados con tacos de madera o los de almidón de maíz, esta es la solución más ecológica.

Las bolsas utilizadas en este procedimiento son 100% reciclables. Algunas de ellas provienen de plástico reciclado. Esto no sucede así con la espuma de poliuretano o con los chips de EPS. Los cuales, una vez utilizados, no se les pueden dar una segunda vida.

No estoy seguro, pero tampoco creo que se pueda reciclar el plástico de burbujas. Si nos detenemos en el detalle de que todos estos materiales son derivados de hidrocarburos, las finas bolsas de aire envasado es el menor de los males para el planeta.

Características que deben tener los rellenos de los paquetes.

Para utilizar un material que proteja un envío, este debe tener una serie de características. Estas son las más relevantes:

  1. Ligereza: El material debe ser ligero para no agregar un peso significativo al paquete, lo que ayuda a reducir los costos de envío.
  2. Amortiguación: Debe ofrecer propiedades de amortiguación para proteger los productos contra impactos y vibraciones durante el transporte.
  3. Adaptabilidad: Debería ser versátil y capaz de adaptarse a diferentes formas y tamaños de productos, así como llenar eficientemente espacios vacíos en el embalaje.
  4. Resistencia a la compresión: Es importante que el material mantenga su capacidad de amortiguación incluso bajo presión, evitando daños a los productos.
  5. Debe ser biodegradable: Si se busca una opción más sostenible, se prefieren materiales biodegradables que reduzcan el impacto ambiental y sean seguros de eliminar.
  6. Aislamiento térmico: Para ciertos productos sensibles a la temperatura, como alimentos o productos farmacéuticos, un buen material de relleno debe tener propiedades de aislamiento térmico.
  7. Facilidad de eliminación: Debería ser fácilmente eliminado o reciclado para garantizar prácticas sostenibles y amigables con el medio ambiente.
  8. Economía: El material debe ser asequible y ofrecer una solución rentable para el embalaje, sin comprometer la calidad de protección que proporciona.
  9. Estabilidad: Debería mantener la estabilidad de los productos dentro del paquete, evitando el movimiento y la posible colisión durante el transporte.
  10. Resistencia a la humedad: En situaciones donde la humedad pueda ser un problema, es beneficioso que el material de relleno sea resistente a la absorción de agua.

La preocupación por el cuidado del planeta está teniendo un peso decisivo en el desarrollo de la paquetería. Lo estamos viendo en los envoltorios. En los que cada vez se prescinde más del uso del plástico y se aboga por el empleo de materiales reciclados. En la actualidad, Amazon, envía los paquetes más pequeños en unos sobres de cartón.

La Unión Europea está aprobando directrices que regulan el transporte de mercancías y la paquetería de una forma sostenible. Atendiendo todos sus aspectos. Esto indica que el relleno de los paquetes, probablemente evolucionará aún más en una dirección ecológica.

Una de las características, que podemos ver ya en la actualidad, es que gran parte de estas técnicas y materiales de relleno, usados por la industria, están al alcance del consumidor, comercializándose en ferreterías y tiendas especializadas.

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